Cuenta la historia que una antigua princesa de Castilla cansada de recibir decepciones amorosas, pidió al cielo y la montaña que ocultasen su corazón, hasta que alguien sin necesidad de conocerla, pudiera amarla. Así convirtieron su corazón en una piedra y lo escondieron, mientras que la princesa permanecía oculta en una mazmorra.
Un día un joven descubrió la piedra y empezó a jugar con ella, pero la montaña le reprendió su comportamiento. El joven en ese momento sintió el calor de la princesa dentro de la piedra y empezó a cuidarla. Cada día la decoraba con flores y ofrecía cuantos frutos encontraba. Cada noche dormía abrazado a ella, llorando por no poder tenerla. Cada lágrima que caía sobre acariciaba la piedra, hasta que un día la lágrima se cristalizó entera y la princesa pudo salir de la mazmorra. Y así se conocieron y se amaron hasta el fin.

De todos es sabido que Castilla es una gran tierra de vino, pero lo que no se sabe es la relación que la uva tiene con otros seres del bosque las brujas. Hace un tiempo hubo una serie de brujas que vivían en cuevas y que sembraban el caso a lo largo de Castilla. Cansados de ellas los habitantes castellanos dispusieron tapiar la entrada de las cuevas con las piedras más grandes que encontrasen. La sorpresa es que después de tapiarlo sobre esas rocas crecieron unas enormes parras, que daban un fruto con unas propiedades espectaculares. Y hoy esas propiedades las sentirás en este tratamiento en un peeling con el aceite de la semilla del su fruto y un micronizado de su cascara.
Después cogemos la sabiduría de la provincia de León para hacer una envoltura con los barros de Boisan, ¿Por qué estos barros? sencillo, Boisan significa Buey, y el pueblo tiene este nombre desde que un día un ganadero abandono a unos de sus bueyes cubierto de heridas infectadas en un una zona pantanosa. A los dos días el buey volvió al pueblo cubierto de barro y con todas las heridas sanadas, así que aprovecharemos estas fantásticas propiedades regenerantes de los barros de nuestra tierra.