Tratamientos de Autor
Artesa Spa & Wellness
Ella fue mi primer contacto con la fisioterapia. Doña Anselma fue la curandera del pueblo, residente en la pedanía local de Siguero en Segovia. Fue enfermera durante la guerra y posteriormente curaba a todos los que a ella se acercaban sin ningún pago a cambio.
Tengo pocos recuerdos de ella, ya que murió cuando yo era un niño, pero los pocos que tengo son muy nítidos. Me impactó su imagen haciendo sus masajes, sentada al calor de la chimenea con esa estampa de mujer dura de Castilla y León, la nobleza en su cara y la sonrisa en todo su ser. Mi más nítido recuerdo es cuando me llevaron a ella con un fuerte dolor de brazo que los médicos no curaban.
Fue una tarde de frió otoño castellano que con paciencia, mimo y unas manos prodigiosas logro curarme. Después he podido saber cuánto sabia de cuerpo humano. Habría pasado horas viendo como esa adorable anciana, con sus manos ya casi completamente deformadas por la artrosis realizaba esas maniobras mágicas que sanaban cualquier dolor. Su magnetismo me dejaba casi hechizado